ECOLOGÍA


P. ¿Ser padres es nocivo para la ecología terrestre?
"La maternidad es una profesión digna", se dice proverbialmente. Es difícil discutirlo, excepto para incluir ambos sexos. La paternidad es uno de los esfuerzos más críticos y, sin embargo, poco reconocidos que podemos emprender actualmente.
Muchos voluntarios y simpatizantes del VHEMT son padres que han tomado conciencia sólo después de haber producido herederos. Y muchos de los que no han procreado han sido más afortunados que conscientes. El pasado es historia. Lo que realmente cuenta es el número de hijos que no tendremos en el futuro.
Las quejas de madres y padres irrespetados por quienes se preocupan por el planeta Tierra no son totalmente imaginarias. Una mentalidad agresiva domina nuestra sociedad: identifica al enemigo y patéalo. Como la procreación es el mayor impacto que podemos tener sobre la naturaleza, algunos ven a los padres como enemigos del planeta. Pero si todos damos vueltas en círculo tratando de patearnos mutuamente, no obtendremos más que moretones. No tenemos que ser neurocirujanos para deducir que repartir patadas por doquier no es la forma de cambiar mentalidades.
Muchas personas jóvenes podrían obtener beneficios de ser padres responsables. Quienes sientan esta inclinación podrían aceptar con justo orgullo el desafío y la responsabilidad de ser los padres de un niño ya existente.
La obra de preservar y restaurar lo queda de la biósfera terrestre no terminará en el curso de nuestras vidas, de manera que es esencial que incluyamos a la gente más joven, dándole la posibilidad de continuar la labor. Sin embargo, no es necesario ni productivo crear más de nosotros para hacerlo.

P. ¿Cuál es el gran problema con la extinción de animales?
Algunos dicen: "La extinción es natural. El 99,9% de todas las especies de plantas y animales que alguna vez han existido se han extinguido". Esto pone las cosas en perspectiva, ¿no? No deberíamos molestarnos por unos cuantos millones de extinciones hoy. Todo forma parte del proceso natural de la vida sobre la Tierra.
Por el mismo razonamiento, no deberíamos preocuparnos por la gente que muere joven. La mayoría de la gente que alguna vez vivió ya está muerta, y todos moriremos finalmente. En consecuencia, la extinción de la raza humana no debería preocuparnos tampoco.
Sin embargo, si es verdad que las especies existentes hoy representan sólo un 0,1% de toda la historia biológica terrestre, su extinción es absolutamente más trágica. Después de evolucionar a expensas de miles de millones de otras especies, y transmitir sus códigos genéticos a través de miles de millones de años, cualquier especie existente hoy, incluyendo la nuestra, merece profundo respeto y reverencia.
En cierto sentido, todos los seres vivientes están en la cúspide de la evolución. Sacrificar la existencia misma de cualquier forma de vida por algo tan superfluo y transitorio como el dinero es un crimen espantoso contra la Naturaleza.
La tasa de extinción actual es alrededor de mil veces mayor que el promedio de todas las eras, y la desaparición de casi toda especie resulta de las actividades de una sola. Adivina cuál.
Nuestra extinción voluntaria para el bien duradero de todas las demás vidas sobre la Tierra será la demostración final de las mejores cualidades de la humanidad: la compasión y la razón.
Vínculos a páginas con información sobre extinciones.

P. ¿Los humanos son la especie más importante sobre la Tierra?
Ciertamente tenemos el mayor poder. Tenemos el poder de destruir el planeta o de ayudarle a volver a ser un paraíso natural. Nuestras decisiones tienen más impacto que las decisiones de otros animales, así que, en cierto modo, el Homo sapiens es la especie más importante sobre la Tierra.
Otra prueba de nuestra importancia es preguntar cómo le iría a la Tierra sin nosotros. Cuanto más elevada sea la posición de una especie en la cadena alimenticia, tanto menos importante parece ser para la supervivencia de la cadena.
La biodiversidad está disminuyendo drásticamente a causa de la extinción de depredadores carnívoros, y sus presas están siendo afectadas adversamente, pero la cadena se está acortando, no rompiendo. Prácticamente, los humanos han abandonado la cadena alimenticia y no crearán un "eslabón perdido" cuando se extingan.
Las bacterias microscópicas en los intestinos de las termitas son fundamentales para la continuidad y la supervivencia de la red de vida sobre la Tierra. Por especial que pueda ser el Homo Sapiens, parece que la biósfera bien puede prescindir de nosotros.
La extinción de las pocas especies que sólo viven de los humanos sería trágica, pero inevitable. Aunque no lloremos por las ladillas, y pocos hayan visto alguno de los miles de millones de ácaros y microbios que habitan sobre y dentro de nosotros, cada una es una forma de vida única que contribuye a la diversidad de la Tierra.

P. ¿Los humanos no tienen un lugar en la naturaleza?
Se ha dicho que nuestras angustias ambientales provienen de la falta de contacto con el mundo natural. Tal vez esta lista nos ayude a recuperar la sensación de pertenencia a la naturaleza. Únete a la busqueda de un nicho humano y ayúdanos a determinar cuál es nuestro sitio en la Tierra.
Marca los nichos que nos correspondan:
  • Logro máximo de la evolución
  • Ser más avanzado sobre la Tierra
  • Parte integral de la red de la vida
  • Invasor exótico, peste parásita
  • Dominador, usurpador de recursos
  • Accidente de la evolución, distinto de la naturaleza
  • Unificador espiritual del cielo y la tierra, de la divinidad y la naturaleza
  • Adorador de la naturaleza como dios(a)
  • Ser que trasciende el reino físico
  • Mayordomo, cuidador de las especies inferiores
  • Igual a todas las formas de vida
  • Eslabón de la cadena alimenticia
  • Restaurador del equilibrio, deshacedor de la civilización
  • Defensor de la Naturaleza
  • Cáncer o virus
  • Altruista de extinción próxima
  • Otro
Muchos se aferran a la noción pintoresca de que aún somos una parte de la naturaleza, y quizás sea cierto, dependiendo de cómo definamos "una parte".
Un ecosistema establecido y equilibrado funciona en simbiosis dinámica. Todas las especies interactúan en tres formas posibles: mutualismo, comensalismo o parasitismo. Una relación de mutualismo beneficia a ambos organismos. Una relación de comensalismo comunal ni ayuda ni daña a los organismos involucrados. Una relación de parasitismo beneficia a uno y daña a otro.
¿Somos parte de la Naturaleza del mismo modo en que una compañía maderera es parte del bosque? ¿O del mismo modo como un granjero es parte de la granja? Podríamos ser parte de la naturaleza del mismo modo como, por ejemplo, una nutria: comiendo erizos de mar y siendo comidos por tiburones.
Una vez fuimos, como la nutria, una parte del ecosistema. Luego desarrollamos la agricultura y nos volvimos parásitos, dependientes de la explotación de la Naturaleza para nuestra supervivencia, pero sin dar nada a cambio.
El registro fósil nos muestra que cada vez que el Homo sapiens llegó a un continente le sucedió una extinción en masa. Los invasores exóticos a menudo desestabilizan los ecosistemas, y nosotros no somos la excepción.
En cierto nivel filosófico hay, sin duda, un poco de verdad en el mito. Sin embargo, al examinar nuestras vidas cotidianas y preguntarnos qué parte de nuestro día a día forma parte de la Naturaleza, la triste verdad se hace evidente.

P. ¿La sobrepoblación no es simplemente una cuestión de distribución humana?
Es cierto que la gente se hacina en algunas áreas mientras otras quedan relativamente deshabitadas, pero definamos primero el concepto de "habitado". Sólo porque no veamos casas ni gente no significa que una tierra esté deshabitada.
Las tierras de granjas y ranchos están habitadas, así como las bases militares y campos de tiro. Los bosques secundarios son en realidad granjas de árboles administradas para el beneficio humano, y muchas se hallan sobreexplotadas. Si definimos "deshabitadas" como las áreas donde la influencia humana es ecológicamente insignificante, creo que encontraremos muy poca tierra libre donde expandirnos.
Es ingenuo pensar que todo lo que tenemos que hacer es distribuirnos mejor para resolver los problemas de hacinamiento. Necesitamos mucho más que un lugar para acurrucarnos. Necesitamos agua, comida y calor. Y, lo notemos o no, necesitamos vastas áreas vírgenes, no habitadas por seres humanos.
En cuanto al impacto ambiental, amontonar a los humanos en ciudades preserva las áreas naturales mejor que si nos disemináramos parejamente por toda la Tierra. Pero esto, como todo intento de controlar la migración, proporciona sólo un alivio temporal. Los centros urbanos pronto extienden sus tentáculos para sacar provisiones de las áreas rurales y naturales.
Un análisis más exacto de nuestro impacto es el que William Rees, de Columbia Británica, Canadá, llama nuestra 'huella ecológica'.
Para calcular aproximadamente tu huella ecológica, responde este sencillo cuestionario (en inglés).
El consumo tiene mucho que ver con nuestra huella ecológica, y la reproducción multiplica el consumo. Después de determinar el tamaño de tu huella, añade otro 50% por cada nueva persona que hayas traído al mundo. No cuentes los hijastros, hijos adoptados o simplemente bajo tu cuidado.
Cuando se alivie la densidad de nuestra población, no tendremos que convertir ecosistemas naturales en terrenos de agricultura, industria, alojamiento y diversión.
El observar la Tierra de noche revela cuán poca tierra deshabitada hay en realidad.

P. ¿La madre Naturaleza no restaurará el equilibrio si llegamos a sobrepoblar demasiado?
Cuando el explorador holandés Jacob Roggeveen descubrió Rapa Nui en la Pascua de 1722, había unas 2.000 personas, pero ningún árbol o arbusto de más de tres metros de altura, ni ningún murciélago, pájaro, lagarto o caracol de tierra. Sí tenían pollos, su único animal doméstico. Sus botes eran tan endebles que siempre tenían que estar sacando agua al tiempo que remaban. En esta isla, las cosas no siempre fueron así.
El análisis de muestras de polen y restos de cocina llevados a Inglaterra para su estudio está revelando un drama que ahora se representa a escala global. Tal como nosotros no podemos dejar la Tierra, ellos no pudieron dejar Rapa Nui.
Alrededor del año 400 D.C., unos cuantos polinesios desembarcaron en un paraíso tropical. En el siguiente siglo ya estaban construyendo las conocidas estatuas de piedra que, según Erich von Däniken, debieron de haber sido esculpidas por extraterrestres: con su falta de materiales, seguramente no podían haberlas erigido personas.
Por al menos 30.000 años antes de la llegada de este nuevo invasor exótico, Rapa Nui era un ecosistema variado y rebosante de vida. Las enormes palmeras eran perfectas para construir canoas, que se usaban para cazar marsopas. Para el año 800, la destrucción de los bosques ya estaba bien avanzada, y alrededor del año 1.400 la palmera estaba extinta. La población humana pudo haber alcanzado un máximo de 20.000.
Imagina, mientras talaban el último árbol para una canoa, que algún ecologista radical se pusiera a proclamar lúgubremente que no habría más canoas para las futuras generaciones. La marsopa era casi un tercio de su dieta, y no podía cazarse sin las grandes canoas. Los árboles se utilizaban también para sacar las estatuas de las canteras, y cada clan quería estar a la vanguardia.
Parece ser que la sociedad se desmoronó rápidamente, pues las herramientas fueron abandonadas en las canteras y se dejaron estatuas a medio terminar. El cuadro aún no está completo, y el debate sobre el canibalismo continúa. Hay un insulto actual en Rapa Nui que se traduce como: "La carne de tu abuela se me pega a los dientes".
El sacrificio humano y las guerras entre islas mantuvieron a otros pueblos isleños del Pacífico a niveles sostenibles. Afortunadamente, las sociedades modernas tienen una posible alternativa a este control mortal: el control natal.
Es una verdad lógica y simple que, a falta de una emigración masiva al espacio, con cohetes despegando a razón de varios millones por segundo, las tasas descontroladas de natalidad terminarán llevándonos a tasas horriblemente altas de mortalidad. Es difícil creer que esta simple verdad no la entiendan aquellos líderes que prohíben a sus seguidores usar métodos anticonceptivos efectivos. Expresan su preferencia por los métodos "naturales" para limitar la población, y un método natural es exactamente lo que van a conseguir. Se llama hambruna.
Richard Dawkins, El Gen Egoísta
Rapa Nui (Isla de Pascua): un microcosmos de la biósfera terrestre (en inglés).
Ve también la Página de la Isla de Pascua (en inglés).

P. ¿Por qué la extinción? ¿Por qué no simplemente reducir nuestra población a un nivel sostenible?
Los simpatizantes del VHEMT favorecen esta meta, mientras que los voluntarios ven la extinción como la única manera segura de evitar que nos reproduzcamos hasta volver a la densidad actual.
Introducir una pareja fértil de una especie exótica es todo lo que se necesita para desestabilizar un ecosistema y provocar extinciones de especies nativas. Hemos evolucionado hasta convertirnos virtualmente en invasores exóticos de toda la biósfera terrestre, incompatibles con las formas de vida silvestres.
Si usamos una balanza como la que la ciega Justicia sostiene y ponemos a todas las especies en vías de extinción sobre un platillo y a nosotros sobre el otro --dándonos como 100.000 veces más peso simplemente porque podemos--, la balanza se inclinará hacia nuestra extinción, incluso con nuestra ventaja en peso.
Quizás, al considerar nuestra propia extinción, algunos puedan apreciar más plenamente lo que significa la extinción de otras especies. Los zorrillos narizones que viven en los matorrales o las ratas de árbol con orejas de conejo pueden ser animales difíciles con los que identificarnos, pero nuestros cuñados y suegros también suelen serlo.
Más información sobre ecosistemas (en inglés).
Un estudio de Warren Hern que muestra las similitudes entre los humanos y las células cancerosas (en inglés).
Las relaciones de culturas primitivas con la Naturaleza, descritas en un artículo de Skeptic Magazine (en inglés).