FILOSOFÍA Y RELIGIÓN

P: ¿Para qué sirve una biósfera sana si no hay humanos para disfrutarla?
Para lo mismo que antes de la aparición de estos primates playeros y lampiños que somos nosotros.
Una visión antropocéntrica del mundo valora a las otras especies sólo por lo que puedan hacer por nosotros, o por "los hijos de nuestros hijos". Colectivamente, estamos tan enfocados en nuestra propia especie que nada importa si no es en relación con nosotros.
Es como nuestra antigua visión del universo con la Tierra en el centro: le llevó a la gente mucho tiempo aceptar que nuestro planeta es sólo uno entre muchos que orbitan alrededor de una estrella, que a su vez es sólo una entre muchas en una galaxia, que también es sólo una entre muchas en el universo.
Una visión geocéntrica concibe al Homo sapiens como una entre decenas de millones de especies en la biósfera terrestre. Somos excepcionales en muchos sentidos, así como lo son las otras formas de vida con que compartimos este precioso y maravilloso lugar.
Al vislumbrar la biósfera terrestre en su totalidad, y reconocer el valor intrínseco de toda forma de vida, nuestra extinción voluntaria empieza a cobrar sentido.

El Camino de la Concientización Progresiva
Dado que cada uno de nosotros ha llegado a su nivel de concientización actual por diferentes caminos y a su propio ritmo, los siete pasos explicados aquí abajo podrían no corresponder exactamente a nuestra experiencia personal. Sin embargo, este patrón de toma de conciencia progresiva parece emerger como denominador común para ayudarnos a revisar nuestro avance y el de otros.

0) Pre-concientización
Todos empezamos con el nacimiento, pero el camino de la conciencia progresiva no comienza hasta que crecemos más allá de la pre-concientización.
1) Shock
El shock es el primer paso en el camino de concientización progresiva. No hay retorno a la feliz ignorancia de la pre-concientización una vez que recibimos nuestra primera dosis de realidad. El shock no dura mucho: no puede. La gente no vive en estado de shock por mucho tiempo. Para casi todos nosotros, la negación es nuestra primera reacción al shock.
2) Negación
La negación es un refugio contra el shock. Éste es un momento para detenerse a reflexionar: para prepararnos emocional e intelectualmente para continuar el viaje. Desafortunadamente, la mayoría de la gente nunca abandona la negación. Si pareces estar arreglándotelas bien con las cosas así como están, ¿cuál es el problema? Vivir en un estado de negación nos roba la paz mental. Nuestra conciencia conoce la verdad latente, y la ira sigue infiltrándose. Cuando dejamos de negar la realidad, nos vemos forzados hacia la próxima fase: la ira, la cual parece fea e inútil.
3) Ira esperanzada
La ira esperanzada es una fuerza poderosa e inspiradora que puede mantenernos trabajando duro por años. Desafortunadamente, resulta también duro para nuestras personalidades. Hay gente que se ha sacrificado en la lucha por preservar los ecosistemas de la Tierra, volviéndose a menudo cínica y desesperanzada. Entonces pasan a la fase de ira desesperanzada.
4) Ira desesperanzada
La fase 4 es hogar de cínicos y misántropos. Lo bueno de esta fase es que les permite a muchos considerar la extinción humana por primera vez. Lo malo es que esta opción suele considerarse sin amor. Desde esta perspectiva, el hambre y la peste no parecen tan nocivos. De hecho, la negación es un residuo de la ira. Significa que aún no hemos aceptado completamente la situación. Cuando lo hacemos, la ira desaparece.
5) Aceptación desesperanzada
Más deprimente que la ira sin esperanza es la aceptación sin esperanza. Sin ira que nos alimente, la desesperanza irrealista puede llegar a ser un atajo de vuelta a la negación o al suicidio inclusive. Las personas en esta fase no serían tan pesadas si sólo se callaran un poco sobre el tema. Si estuvieran enojadas, al menos sus batallas tendrían más chispa. Aunque a menudo es necesaria, esta fase debería durar lo menos posible. Es difícil deshacerse de una depresión larga. Tal vez, sólo al darnos cuenta de que hay esperanza, al permitirnos ver las señales de esperanza que nos rodean, se romperá el hechizo y podremos avanzar hacia la fase de aceptación esperanzada.
6) Aceptación esperanzada
Sí, todavía hay esperanza, y nos levantará de los abismos de la depresión. Sin embargo, es fácil dejarse llevar. Si nuestra aceptación se eleva hasta las nubes de una esperanza insensata, habremos perdido algo de la concientización que tanto nos costó aprender. La esperanza irrealista es socialmente más amable y placentera que algunas de las fases anteriores, pero también puede ser un atajo de vuelta a la negación. Debemos dar el paso progresivo final.
7) Vehemencia
Con una perspectiva vehemente (VHEMT), avanzamos en dinámico equilibrio entre el optimismo y el pesimismo, conscientes de que la realidad tiene y carece de esperanza al mismo tiempo. Una vez aceptamos que los humanos no tenemos esperanza como especie, se renueva la esperanza de que el planeta sobreviva como ser viviente. Aunque habrá momentos en que retrocedamos a una fase anterior, un Voluntario VHEMT no es tan propenso a oscilar entre el yin y el yang como un yoyo. Con una conciencia equilibrada, nuestros esfuerzos por preservar la vida sobre la Tierra tendrán algún éxito, sin importar cuáles sean esos esfuerzos.

P: ¿La extinción humana resolverá todos los problemas de la Tierra? EN RESUMEN: La extinción de la raza humana no resolverá todos los problemas del planeta a menos que ocurra también un cambio de prioridades. Para preservar lo que queda de Gea, debemos cambiar actividades antropocéntricas por actividades geocéntricas.
La extinción humana voluntaria: ¿a sólo un paso de una solución final?
Suena como el paraíso, ¿no? La bella Gea, completamente curada de la plaga humana. Sin estos molestos humanos, todas las demás especies tendrán una oportunidad justa de sobrevivir.
Naturalmente, no es así de simple, pero, sólo por diversión, imaginemos un sueño imposible: todo el semen humano pierde su capacidad de forma repentina y permanente: ningun óvulo humano es fecundado para iniciar la meiosis y formar un cigoto; ningún embrión se transforma en un feto sagrado que nazca y sea sentenciado a vivir. Cero concepciones, queridas o no.
Una fantasía maravillosa. Los teléfonos en las clínicas de maternidad se silenciarían misteriosamente. Los bancos de semen entrarían en bancarrota después de "ordeñar" fraudulentamente a los infértiles. Las agencias de adopción aumentarían infructuosamente las recompensas para la concepción de bebés, y cobrarían un ojo por cualquier criatura en existencia, "dañada" o no. El pánico innecesario sería chistosísimo. Como la gente que busca frenéticamente sus remos después de que el bote ha encallado.
Los beneficios empezarían inmediatamente para la biósfera y la humanidad. Los recursos que se despilfarraban en una procreación redundante podrían canalizarse hacia los miembros de la familia humana que ya existan y tengan necesidades. El amor y los cuidados que antes se gastaban en la crianza de herederos superfluos podrían emplearse para dejar de matar y empezar a curar. Un dulce sueño.
Sin embargo, existe un futuro infértil alternativo. Uno donde la gente no ve la necesidad de preservar la biósfera de la Tierra, porque ninguno de nosotros estará presente para verla en caricaturas. La destrucción de la Naturaleza podría muy bien seguir inexorablemente mientras nos vayamos extinguiendo. No hacen falta miles de millones de humanos para destruir ecosistemas masivos, como lo demuestran las acciones de los imperios desde la antigüedad hasta el presente.
No, la extinción humana sola no salvará por sí sola la biósfera terrestre. Nuestra conciencia colectiva debe evolucionar desde una visión antropocéntrica a una visión ecocéntrica, donde la Tierra tenga la prioridad. Entonces, finalmente, nuestros esfuerzos se desplazarán de un control de daños desesperado, a menudo fútil, hacia una restauración esperanzada del equilibrio natural de los ecosistenas de la Tierra.


No, no lo oprimiría.
Puedo justificar la existencia de la raza humana a pesar de las evidencias en contra.


Sí, oprimiría el botón.
Soy vehemente en la preservación de la vida y la restauración de la Tierra como paraíso natural.


No hay tal botón ni lo habrá nunca. Aun si lo hubiera, presionarlo iría contra la ética voluntaria del Movimiento. Éste es sólo un ejercicio filosófico para ayudarte a aclarar tus valores.


P: ¿Cómo será el mundo cuando la población empiece a disminuir? Todo ser viviente sobre este planeta se beneficiará de una población humana menos densa. La promesa de vida en abundancia volverá a ser más que un simple deseo.
La escasez de recursos es ocasionada por una abundancia de consumidores, así que, cuantos menos seamos, tanto mayor será nuestra riqueza material. La justicia social exige oportunidades más equitativas para explotar los recursos de la Tierra. Un objetivo dudoso, pero más fácil de lograr si hay menos gente entre la cual distribuir los recursos.
Los niños serán más respetados y mejor cuidados a medida que sean menos. La espantosa cantidad de niños que mueren hoy se reducirá a una fea página en los libros de historia.
Las viviendas se volverán abundantes sin tener que construir más. Será posible una civilización sostenible cuando dejemos de tomar más de lo que la naturaleza recupera.
Naturalmente, la Naturaleza será la que más gane a largo plazo por la desaparición gradual de la raza humana. A medida que menos personas habiten un área, menos daño se hará a los hábitats silvestes. La regeneración se hará posible cuando las ciudades se reduzcan y los espacios verdes se expandan. Finalmente, las extinciones se volverán menos frecuentes a medida que se restauren los hábitats y se preserven para la vida silvestre.
Cuanto antes dejemos de imponerle exigencias a la biósfera terrestre, tanto mayor será la diversidad de especies animales y vegetales que leguemos, y tanto más sana será Gea.
Todos podemos unirnos a la diversión de imaginar cómo será nuestro mundo cuando nuestros números disminuyan en vez de crecer. ¿Cómo se sentiría estar entre las últimas personas de la Tierra?
Algunos de los que vivimos hoy podemos llegar a ver el día en que nuestra densidad alcance su apogeo, mas ninguno de nosotros estará aquí para volver a ver menos de 6 mil millones de humanos. Podemos soñar.

P: ¿Como será la Tierra sin humanos? El Homo sapiens es un recién llegado a la red de la vida en la Tierra. La vida evolucionó por miles de millones de años antes de que apareciera algo que se asemejara a nuestra especie.
Sin embargo, la vida sobre la Tierra nunca volverá a ser la misma, aunque desapareciéramos mañana. La tasa de extinciones hoy rivaliza con la de los tiempos de la desaparición de los dinosaurios. Cuanto antes nos extingamos, tanto mayor será la diversidad biológica que dejemos atrás para que siga su propio camino.
A estas alturas no es probable que se preserve la mayoría de los grandes mamíferos, en especial los carnívoros. Podríamos cambiar la situación a tiempo para detener las extinciones en el nivel de los mamíferos pequeños, reptiles y peces.
Quizás no podamos evitar la muerte masiva que les sigue a explosiones poblacionales como la que estamos experimentando ahora. En ese caso, podrían seguir existiendo formas de vida en el nivel de los insectos, y en unos cientos de millones de años las actividades del Homo sapiens en los ultimos 10.000 años se tornarían insignificantes.
Chernobyl, el peor desastre de una planta nuclear en la historia, nos da un vistazo de lo que podría pasarles a los ecosistemas cuando los humanos nos vayamos. Puedes hacer una fascinante visita a Chernobyl por cortesía de Elena.

P: ¿Es posible la extinción humana voluntaria? Nuestra extinción es no sólo posible: es viable. Miles de millones de especies ya han venido y desaparecido.
Pero, ¿podrán suficientes personas alcanzar el nivel de concientización necesario para revertir voluntariamente nuestro camino hacia la extinción involuntaria?
Sólo podemos esperar, y tratar de que ocurra.
La alternativa no parece divertida.
El éxito será el mayor logro de la raza humana.

P: ¿La sobrepoblación no es simplemente un síntoma del problema, más que su causa? Algunos dicen: "La sobrepoblación es más un síntoma que una causa de nuestros problemas fundamentales".
Esto significa que la Tierra tiene demasiada gente por causa de nuestros problemas, en vez de que la Tierra tenga problemas por haber demasiada gente.
Es como decir:
-  Dios mío, querida, hay muchísimo ruido y contaminación en el aire.
-  Sí, quisiera poder respirar.
-  ¿Ah? Bueno, todavía podemos procrear. Ven, (tos, tos), hagamos más de nosotros.
O tal vez puedas imaginar:
-  No tengo trabajo, ni techo, estoy enfermo... me dan ganas de producir un heredero con quien compartir todo esto.
Nuestro mayor problema, la destrucción de la biósfera terrestre, es indudablemente un síntoma y no una causa de la excesiva procreación humana.
Pero, para ser justos, es verdad que algunos de nuestros problemas promueven altas tasas de natalidad; especialmente los problemas mentales como la conformidad insensata y la negación colectiva.
Además, los problemas como los altos índices de mortalidad, la falta de cuidados para los ancianos, el bajo estatus de las mujeres y su consecuente pérdida de libertad reproductiva, contribuyen todos de forma significativa a las elevadas tasas de natalidad. A su vez, el exceso de humanos empeora cada uno de estos problemas. En cierto sentido, la sobrepoblación es a la vez un síntoma y una causa: un círculo vicioso constante.
Por contraste, la extinción humana voluntaria es un ciclo benigno, con motivaciones positivas, que beneficia a todos. Aparte de ser el 'síntoma' de una elevada toma de conciencia, el Movimiento está causando una elevada toma de conciencia.
Sean nuestros problemas síntomas o causas, se resolverán más fácilmente cuando seamos menos.

P: ¿Las religiones tienen la culpa de la sobrepoblación humana? Todas las grandes religiones advierten sobre la procreación irresponsable. Las iglesias, quizás esperando incrementar sus rebaños, ignoran esos fragmentos y enfatizan los aspectos pronatalistas de su dogma.
La Biblia dice que nos multipliquemos.
Suele citarse a Dios diciéndonos que "nos multipliquemos, y que llenemos la Tierra y la sometamos, y que tengamos dominio sobre los peces del mar y las aves del aire, y sobre todo ser viviente que se mueva sobre la Tierra". Génesis 1: 28. [En algunas versiones inglesas, este versículo se traduce con un término que significa "repoblemos" la Tierra. N. del T.]
Cuando se nos manda que "repoblemos la Tierra", los primeros humanos apenas habían sido creados, así que "repoblar" se refiere probablemente a otras formas de vida. Dios nos está ordenando que reforestemos, reestablezcamos los hábitats silvestres, hagamos posible que la vida silvestre prospere, y llenemos la Tierra con las criaturas benditas del Señor.
Tener "dominio" incluye la responsabilidad de preservar y cuidar a "todo ser viviente que se mueva sobre la Tierra". Al causar la extinción de un ser, ciertamente violamos este decreto divino.
Los humanos no son las únicas criaturas bendecidas por Dios. En Génesis 1: 22, Dios bendice a los otros seres que Él ha creado y también les manda "multiplicarse".
No podemos asumir que las instrucciones dadas antes de perder la gracia divina y ser desterrados del Paraíso Terrenal sean válidas después. En Génesis 3:16 , Dios le dijo a Eva: "Multiplicaré con creces los dolores de tu preñez; en dolor habrás de dar a luz".
Para los cristianos, el sacrificio de Jesus sobre la cruz retiró esta maldición, y ya no es válida. Siguiendo Su ejemplo, elegiríamos abstenernos de procrear.
Hay límites a nuestra fructuosa multiplicación:
"¡Ay de los que juntan casa con casa, campo con campo, hasta que no queda lugar alguno en medio de la Tierra!" Isaías 5:8.
Parece que estamos desoyendo la advertencia divina.
Dios también nos aconseja que cuidemos de los niños que ya existen en lugar de procrear más:
"Canta, mujer estéril, tú que nunca has concebido, rompe a cantar, y canta en voz alta, tú que no has dado a luz: pues son más los hijos de la abandonada que los hijos de la mujer casada, dice el Señor." Isaías 54:1.
Si la Segunda Venida de Jesus está cerca, entonces no es momento de traer otra persona al mundo. Jesus habla de estos últimos días:
"Dichosas las estériles, los vientres que nunca concibieron, y los pechos que nunca amamantaron." Lucas 23:29.
Hemos sido fructuosos y nos hemos multiplicado, ahora es tiempo de que maduremos y cuidemos.
El apóstol Pablo compara nuestra existencia terrenal con la de una casa:
"...si nuestra morada terrenal se destruye, tenemos una edificación de Dios... mientras vivamos en el cuerpo, estamos lejos del Señor." 2 Corintios 5:1-6.
Así, la extinción de la raza humana no significa el fin de la humanidad. La extinción concuerda con el plan de Dios para nosotros.
Jesucristo llevó su vida como una lección para todos nosotros, y no tuvo hijos. Sigamos Su ejemplo y concentrémonos más bien en el viaje espiritual hacia Dios que en proyectos humanos como la producción de más humanos.
Mi religión prohíbe los anticonceptivos.
El Vaticano no se inspiró en las escrituras en 1968 cuando se publicó Humanae Vitae. Traducida del latín, significa: "No no el pi pi en el cu cu, si no es para be be".
Esta encíclica convirtió el uso de anticonceptivos en causa de excomunión, condena eterna, etcétera, pero en realidad sólo es otro asuntillo más como la Bula Papal o la Dieta de Worms. No es la Biblia la que prohíbe los anticonceptivos y el aborto, sino el Papa, y la infalibilidad papal significa no admitir los errores propios, o los de algún Papa en el pasado.
Necesitamos un cambio total en la Santa Sede.

Una perspectiva taoísta
De las Crónicas de Tao: "Los dos taoístas le recordaron a Fi-Hung que lo crucial en la vida es tener una muerte espiritual, fusionarse con el vacío. Para lograrlo, uno tiene que liberarse del ciclo de la reencarnación. Esto quiere decir no tener lazo terrenal alguno".
Lo importante es que el tener hijos automáticamente lo ata a uno al ciclo de la reencarnación. ¿Cómo podría ser de otra manera? Al transmitir la genética física y metafísica, uno perpetúa su karma terrenal.
"Por esto los sabios no tuvieron hijos biológicos."

Una perspectiva budista
[Mi práctica en el budismo me permite agregar un par de explicaciones para hacer más claro este capítulo. N. del T.]
La originación dependiente es un concepto básico del budismo, que explica el origen y perpetuación de la existencia y el sufrimiento a lo largo de un ciclo eterno conocido como la rueda de los renacimientos. Este paso en la cadena representa la imagen, muy explícita, de una mujer dando a luz.
El nacimiento significa la aparición de los cinco agregados (forma material, sensaciones, percepciones, tendencias kármicas y conciencia, que juntos son el ser humano) dentro del vientre materno.
Como podría esperarse, el nacimiento se ilustra como una mujer en el proceso del parto, un asunto doloroso que nos recuerda que el sufrimiento (dukkha) no puede evitarse en ninguna vida. Sea como sea nuestra vida futura, si no podemos detener la rueda en esta vida, ciertamente surgirá una futura, condicionada por nuestro karma actual. Pero no sirve de nada creer que, como volveremos a nacer, uno puede muy bien abandonar la práctica de la doctrina budista (dharma) hasta que nazca de nuevo. La razón es que no sabemos cómo serán esas vidas futuras. Y cuando lleguen, ellas serán el presente, tanto como lo es nuestra vida hoy. Así que esperar es inútil.
El Venerable Nagarjuna muestra que es mejor desprenderse de este ciclo:
"Donde ocurre el nacimiento,
naturalmente hay miedo,
vejez y miseria,
enfermedad, deseo y muerte. Así como muchos otros males.
Cuando el nacimiento no ocurre más,
toda la cadena se detiene."
L.K. 111

Una perspectiva neopagana
[El neopaganismo se conoce en inglés como Wicca y es, principalmente, un movimiento religioso que busca revivir las prácticas mágicas de culto a la naturaleza que existían en Europa antes de la expansión romana. N. del T.]
Fragmento de la opinión de una bruja:
"Yo, como bruja y como ser humano, tengo una responsabilidad con este planeta. Esto incluye hacer a un lado cualquier deseo mío que pueda ser peligroso para la Tierra que me alimenta. Por muy divertido que pueda ser ir en automóvil en vez de caminar, o comer carne, o dejar las luces de mi casa encendidas toda la noche, son cosas que yo no hago, por las consecuencias que tienen. Y espero que todas las demás brujas sientan lo mismo, que todos necesitamos hacer un sacrificio marginal, o las cosas empeorarán rápidamente.
Pero casi todos los paganos que conozco ignoran, en su búsqueda personal de mejoras ambientales, el área de la sobrepoblación, un fenómeno que ciertamente existe, a pesar de lo que nos digan los cándidos optimistas. O lo lamentan, sin hacer nada al respecto.
¿Qué puede hacerse? Pues es obvio.
Dejar De Tener Bebés."

P: Si la raza humana desaparece, ¿cómo reencarnaremos aquí? Nuestra situación es tan precaria que no podemos asumir que haya una biósfera terrestre en la cual reencarnar en nuestra próxima vida. Es hora de hacer avances rápidos en nuestra vida actual, en vez de quedarnos quietos por creer que tendremos otra oportunidad en la rueda de los renacimientos.

P: De todos modos, el sol de la Tierra se consumirá en unos miles de millones de años. ¿Qué diferencia hace, entonces? Moriremos al acabar nuestras cortas vidas, pero lo que nos pase mientras tanto sigue importando.
La Tierra parece haber llegado a la mitad de su vida con sus aproximados 5.000.000.000 años. Considerando que sólo hemos sido Homo sapiens unos 100.000 años, y que rara vez vivimos 100 años, esto bien podría ser una eternidad.
Sólo es por diversión.